Posiblemente, el mayor encanto de Oporto resida en lo difícil que resulta compararla con cualquier otra ciudad que se haya visitado. Con un centro algo caótico y gris, de calles estrechas, la ciudad de Oporto tiene su mayor atractivo turístico concentrado en un espacio relativamente pequeño.
Muchas de las cosas que ver en Oporto se concentran en el espacio que va desde la Avenida de los Aliados -la plaza principal de la ciudad-, hasta la Ribeira –la zona más cercana al río, con sus puentes y las bodegas de vino de Oporto en la orilla sur. Haciendo breves rodeos se pueden visitar monumentos como la Catedral o la Torre de los Clérigos.
Queda, ya algo más alejado de lo que es el centro histórico, la amplia y larga Avenida da Boavista, que llega hasta la zona de la Foz, el estuario donde desemboca el río Duero y que supone la unión de la ciudad de Oporto con el mar.
La Ribeira y las bodegas
Se conoce como la Ribeira a la zona más turística de la orilla del río Duero a su paso por Oporto, concretamente a aquella situada junto al llamado Cais (muelle) da Ribeira. Esta era, tradicionalmente, la zona donde embarcaban y desembarcaban los barcos de mercancías que hacían el recorrido del río Duero, entre ellas el mosto que llegaba de los viñedos del este de Portugal y que se descargaba en las bodegas que están situadas en la parte sur del río.
La Ribeira es también la zona del río situada más cerca del centro histórico de la ciudad –a apenas 10 minutos a pie de la Avenida dos Aliados- a donde se llega a través de calles con cuestas empinadas. Existe incluso un pequeño funicular (el Funicular dos Guindais) que lleva desde la parte inferior de la Ribeira a una zona algo más elevada, pero que tiene más de reclamo turístico que de utilidad práctica.
El río, y por extensión la Ribeira, es curiosamente uno de los límites de la ciudad de Oporto, ya que la orilla sur forma parte de la ciudad de Vila Nova de Gaia. En la realidad, no existe más que una división administrativa, ya que en la práctica no hay diferencias entre una y otra; sin embargo, hay que reconocer que, en la realidad, la mayor parte de las bodegas de vino de Oporto no están situadas en la ciudad que da nombre a este caldo, sino en Gaia.
La Ribeira -sin duda uno de los más importantes lugares de interés que ver en Oporto- comienza en el impresionante Puente Don Luis I, el más emblemático de los varios que cruzan la ciudad. Fue inaugurado en 1886 y el proyecto fue obra de un discípulo de Gustave Eiffel (el creador de la torre parisina del mismo nombre), por lo que la gran estructura de hierro y piedra puede hacer recordar en algunos detalles a este monumento, o a otros de la arquitectura de hierro de finales el siglo XIX y principios del XX. Curiosamente, algo más al este hay otro puente creado por Eiffel- el de María Pía– pero es algo menos conocido que el de Don Luis I.
La pendiente desde el centro de Oporto y Vila Nova de Gaia hasta el río es muy pronunciada, lo que hace que los puentes que lo cruzan parezcan más espectaculares al tener una gran altura. El Puente de Don Luis I tiene dos plataformas, una a menor altura y más cerca del río, y otra con mayor distancia, situada a mayor altura, que une zonas más altas en ambas ciudades y, desde hace pocos años, sirve también para las vías del metro. La altura hace que, tanto desde la parte superior del puente como desde otros miradores –sobre todo los de Vila Nova de Gaia- se pueda disfrutar de vistas de toda la ciudad. Cruzar el puente por su parte más alta es toda una experiencia, aunque los días de mucho viento la altura y la fuerza de éste puedan hacer que más de un paseante pase miedo.
De vuelta a la Ribeira, la orilla norte se caracteriza por ser un pequeño y agradable paseo repleto de restaurantes, terrazas y pequeños bares, para recorrer o sentarse y contemplar la escena de las bodegas y los grandes carteles de las mismas en la orilla sur. Al trasladarnos a la orilla sur, encontramos una bonita vista de la ciudad de Oporto elevándose sobre el río pero, sobre todo, el acceso a las diferentes bodegas de la zona.
Las bodegas de vino de Oporto
Las bodegas de vino de Oporto, muchas de ellas con fundadores y nombres ingleses, suelen contar casi todas ellas con visitas guiadas –como ésta-, ya que se han convertido en una atracción turística por sí mismas. En ellas, generalmente, se visita parte de la bodega, se explica cómo es la elaboración de los distintos tipos de vino de Oporto y se pueden ver determinadas curiosidades típicas de cada una de las mismas: por ejemplo, en la de Calem tenían un muro donde hacían constar hasta dónde había llegado la altura de crecidas pasadas del Duero. Casi todas las visitas acaban con una pequeña degustación, antes del obligado paso por la tienda para comprar uno de los recuerdos más típicos de la ciudad.
La verdad es que las visitas de las bodegas son interesantes, pero bastante similares entre unas y otras, por lo que no suele merecer la pena visitar más de una de ellas. Vista una bodega, vistas todas. Las opciones de bodegas para vistar son variadas, por lo que la elección puede depender de la hora de la visita guiada o del idioma de la visita. Algunas de las bodegas más famosas y recomendables para visitar son las de Calem, Sandeman, Offley o Ferreira.
Finalmente, desde la Ribeira parten también pequeños barcos turísticos a imitación de los rabelos tradicionales que ofrecen al visitante un paseo breve por el río, suficiente para ver los puentes, las vistas de la ciudad y llegar hasta cerca de la desembocadura. También, para los amantes de los barcos, hay una regata tradicional por el Duero entre los rabelos propiedad de las diferentes bodegas el día de San Juan, fiesta patronal de Oporto.
En realidad, la experiencia del vino de Oporto no es exclusiva de la ciudad. Para vivirla del todo, la mejor opción es remontar el río Duero hacia las regiones del interior donde se ubican los viñedos de los que se obtiene la uva para fabricar estos caldos. Podemos hacerlo con algún crucero fluvial o, si no tenemos varios días para disfrutarlo, con alguna de las excursiones de un día que nos llevan a conocer la zona del Valle del Duero.
El centro histórico y Avenida de los Aliados
Además de la Ribeira, el resto de los atractivos históricos que ver en Oporto están ubicados bastante cerca unos de otros. El centro de la ciudad, sin duda, es la Avenida de los Aliados, una avenida ancha de unos 300 metros, con un bulevar ajardinado en el centro que supone prácticamente la única calle ancha de todo el casco histórico de Oporto. Allí, además de estar situado el edificio del Ayuntamiento, tienen su parada muchas líneas de autobuses y supone un buen punto de encuentro.
Junto a la Avenida de los Aliados, a unos 50 metros al sur, está la estación de tren de Sao Bento, que llama especialmente la atención por sus sala interior decoradas con mosaicos. Durante muchos años fue la estación principal de Oporto, aunque se quedó obsoleta para los nuevos trenes y líneas de largo recorrido y fue sustituida en este papel por la mucho más impersonal Campanha, aunque sigue funcionando como punto de partida de varias líneas de cercanías y media distancia. Merece mucho la pena darse un paseo por ella.
A unos 100 metros al oeste de la estación de Sao Bento, y a muy poca distancia de la Avenida dos Aliados, se puede contemplar la Iglesia y la Torre dos Clérigos. Ambas son de estilo barroco y fueron construidas en el siglo XVIII. Es posible subir a la Torre a través de una angosta escalera, desde la que se divisa todo el centro de la ciudad Oporto, aunque las horas de apertura son limitadas.
La Catedral, situada al sur de la Avenida de los Aliados, es una curiosa mezcla de estilos en la que se ha ido añadiendo algo en cada época. Un primer edificio de estilo románico fue la base de una catedral que fue añadiendo con los años elementos góticos y barrocos.
Con respecto a las iglesias, también son interesantes de ver las de las Carmelitas, muy cerca de la de los Clérigos, conocida por enorme panel de azulejos blancos y azules de su fachada. Y, también, muy cerca de la Ribeira, la gótica de San Francisco.
Cerca de la zona de Avenida de los Aliados hay también mucha actividad comercial. Concretamente, unas calles hacia el este, se encuentra la Rua de Santa Catarina, que es la principal calle de compras de toda la ciudad. Allí se encuentran las principales galerías comerciales de la ciudad, tiendas de las principales cadenas de moda y también algunos comercios de toda la vida que sobreviven.
Del comercio tradicional, sin embargo, el mejor exponente es el Mercado do Bolhao, también situado en la zona. Se trata del típico mercado de barrio, pero situado en un edificio típico, tradicional, con un patio lleno de puestos y una galería en el primer piso donde se puede comprar en los puestos y ver la planta inferior. Con cierto aire caótico, como toda la ciudad, se pueden comprar desde frutas y verduras hasta las famosas tripas de vaca, uno de los platos típicos de la ciudad.
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Un Oporto más moderno: La Foz, Boavista y nueva arquitectura
Al hablar de los lugares de interés que ver en el Oporto más moderno, tenemos que pensar siempre en la Avenida da Boavista, la gran avenida que sale de la Plaza Mousinho de Alburquerque (también conocida como Rotonda da Boavista), al noroeste del centro histórico, y llega hasta el mar, cerca de la zona de la Foz y el gran Parque de la Ciudad.
La Avenida da Boavista empieza en la Rotonda, uno de los puntos de referencia del Oporto más moderno, con el Monumento a los héroes de la Guerra Peninsular, formado por una columna sobre la que un león (representando al Reino Unido) pisa a un águila (que representa la Francia napoleónica). En la misma rotonda se encuentra también la nueva Casa de la Música, un auditorio de moderna arquitectura.
La Avenida se prolonga por espacio de varios kilómetros, dejando a su derecha el estadio do Bessa y, un poco más a la izquierda, el Jardín y la Fundación Serralves, que alberga el Museo de Arte Contemporáneo de Oporto y que es el principal referente cultural de la ciudad, con una colección permanente y exposiciones temporales de relevancia.
La Avenida da Boavista termina al llegar a la costa, junto a la Foz do Douro. Este barrio, que se prolonga desde la desembocadura del río Duero hasta el cruce con la Avenida, es tranquilo, con una tradición de antigua zona de veraneo para quienes vivían en Oporto y conserva algunas casitas bajas donde solína vivir antiguamente los ingleses ricos que se habían desplazado a la ciudad para trabajar en las bodegas o en las obras de ingeniería. Es una zona tranquila, que quizá no merezca mucho la pena para visitar a pie, pero que puede contemplarse muy cómodamente desde el tranvía turístico.