Una de las mejores oportunidades turísticas que podemos tener en la zona es realizar excursiones desde Oporto a destinos del norte y el centro de Portugal, dos de sus regiones más interesantes. En esta sección queremos presentaros algunas de las ciudades que podéis visitar a pocos kilómetros de Oporto.
Qué ver cerca de Oporto: Al sur
· Aveiro
Aveiro es una pequeña ciudad, capital de la provincia del mismo nombre, pequeña, pero bastante pintoresca. Hay quien la califica como la Venecia de Portugal, por un par de canales que surcan sus calles, pero realmente ese calificativo se le queda demasiado grande.
Sí que es verdad que esas dos o tres calles con canales son bastante curiosas e, incluso, uno se puede dar una vuelta o hacerse una foto con alguna de las barcas típicas de la zona que descansan en ellos y que suelen estar pintadas a mano por sus propietarios. Un paseo por el centro depara también algunas sorpresas en su arquitectura, como la aparición de edificios de estilo holandés.
Pero, además del casco histórico de la ciudad, otro de los puntos de interés de Aveiro es la llamada Barra. La Barra es una lengua de tierra limitada, por un lado, por el Océano Atlántico, con una playa y varias terrazas muy agradables para pasar la mañana y, por el otro lado, por un pequeño canal de agua de mar, en cuya orilla hay curiosas casas de veraneo. Desde luego, la Barra es una de las mejores recomendaciones de la zona para pasar un día de playa o, simplemente, para relajarse después de una jornada de excursión.
Es un lugar agradable para pasear y pasar una tarde, a apenas una hora de Oporto en tren de cercanías. Si preferimos algo más organizado, en esta visita guiada nos enseñan la ciudad, sus canales e incluso nos dan una vuelta en una de las barcas típicas locales. En el camino, además, se puede hacer una parada en pueblos costeros como Espinho, donde incluso se puede ir a la playa.
· Coimbra
La distancia de Oporto a Coimbra es algo mayor que la que la separa de Aveiro –algo más de 120 kilómetros-, pero es una ciudad que merece la pena visitar en una excursión de un día, o también tomarla como parada intermedia de un posible viaje a Lisboa.
Coimbra no es especialmente grande, por lo que se puede combinar con un viaje a Aveiro o a algún otro atractivo de la zona –como el balneario de Luso y el bosque de Buçaco-, si se tiene voluntad para madrugar. Su orografía es complicada para quien pasee, ya que está formada por varias colinas de bastante pendiente, lo que supone que prácticamente todas las calles del centro estén en cuesta; pero a la vez da a sus calles y a sus casas un sentido especial y permite obtener fantásticas fotografías desde la orilla del río.
Coimbra es famosa en todo Portugal por la importancia de su Universidad, que es la más antigua del país y una de las más antiguas de Europa. Toda la vida del centro de la ciudad está condicionada al ambiente académico y a los estudiantes. Esto quiere decir que, durante los días laborables del curso académico, estará llena de gente; pero los fines de semana y en vacaciones, no habrá nadie. Es relativamente frecuente, además, encontrarse con actos o eventos académicos para los que algunos estudiantes se visten con el traje negro y la capa tradicionales. El apogeo llega durante el mes de mayo, en que se celebran las fiestas universitarias de la Queima das Fitas, una especie de despedida anticipada para quienes acaban su carrera.
La Universidad corona la colina principal de la ciudad. El edificio principal y más histórico es el que alberga la Facultad de Derecho, que está abierto en horas lectivas. En la zona alta de la colina, aparecen también otras facultades. La mayor parte de ellas, son edificios enormes de la época salazarista, pero también quedan pequeñas bellezas anteriores como las facultades de Farmacia o Arquitectura.
Coimbra tiene también dos catedrales, ambas dignas de visitarse: la Sé Velha (Catedral Vieja), románica y pequeña, y la Sé Nova (Catedral Nueva). Desde el río Mondego hay también bellas estampas de la colina principal de la ciudad y- justo en la orilla norte del mismo- está un pequeño parque temático llamado Portugal dos Pequenitos, que muestra reproducciones en miniatura de los principales edificios y monumentos de todo Portugal. Interesante, si se viaja con niños.
También, a unos 15 kilómetros de la ciudad, se encuentra la antigua ciudad romana de Conímbriga, abierta al público. La visita merece la pena, pero la comunicación por transporte público no es demasiado buena.
Qué ver cerca de Oporto: Al norte
· Braga
En Portugal se dice que “Lisboa se luce, Oporto trabaja, Coimbra estudia y Braga reza”, por tanto, los mayores atractivos arquitectónicos de la ciudad de Braga están concentrados en iglesias y centros de culto. Pero, aún así –y pese a ser el tercer núcleo metropolitano en número de habitantes de Portugal- el centro de la ciudad es tranquilo, agradable, con bastantes zonas peatonales y digno de disfrutarse en un paseo.
Dentro de la ciudad, merece la pena visitar la Catedral, de estilo románico y construida en el siglo XI. Aunque, tradicionalmente, las catedrales en Portugal son más pequeñas y discretas que en España, ésta es de las más destacables del país, con varias capillas y un espectacular órgano.
El otro gran punto de interés religioso de la ciudad está situado a unos dos o tres kilómetros del centro de la ciudad y es el santuario del Bom Jesús do Monte. Se trata de una zona apartada de la ciudad, sobre una colina en cuya cima se construyó una iglesia barroca con la fachada encalada.
De todos modos, la imagen principal del santuario no es la de la iglesia en sí, sino la de las escaleras, también encaladas y barrocas, que llevan hasta ella desde la parte baja de la colina. El santuario reúne a fieles tremendamente devotos y es típico encontrar ofrendas para dar gracias por algo o hacer alguna petición. Entre ellas, las más curiosas son los exvotos de cera de brazos o piernas, con los que se pide una curación para algún problema de salud de quien hace la ofrenda en aquella zona del cuerpo.
Por último, en una ciudad tan tradicional, hay un buen ejemplo de arquitectura moderna en el estadio de fútbol, construido en el interior de una antigua cantera y fusionado completamente con la piedra que la formaba.
A Braga se puede llegar desde Oporto muy fácilmente en tren de cercanías o en autobús. El servicio es frecuente y en el recorrido se tarda algo más de 45 minutos. Si vas en coche, puedes combinar la excursión a Braga con la visita a la cercana Guimaraes, aunque -si no lo tienes- también puedes hacerlo en esta excursión organizada de un día.
· Guimaraes
Guimaraes es conocida como la cuna de Portugal, ya que fue el lugar de nacimiento de Afonso Henriques, quien fue coronado como primer rey de Portugal. Sin embargo, el atractivo de la ciudad no se queda únicamente en ese hecho, ya que su centro histórico fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la UNESCO.
Pasear por este casco histórico es una muy buena opción para una breve excursión de un día y poder contemplar las diferentes calles y plazas que lo componen, que han sido conservadas de un modo ejemplar. La ciudad, además, cuenta con los restos de un castillo del siglo X y un recinto amurallado.
Se llega bastante bien desde Oporto en los trenes de cercanías que salen desde la estación de Sao Bento.
· Viana do Castelo
Viana es, para mí- junto con la sureña Beja- una de las ciudades infravaloradas de Portugal. En realidad, es una ciudad bastante pequeña, a apenas 50 kilómetros de la frontera con España, y capital del distrito del mismo nombre.
Su centro histórico, peatonal en su casi totalidad y sus edificios de granito son dignos de disfrutar con un tranquilo paseo. Cuenta también con un puente de hierro diseñado por Gustave Eiffel, que no es especialmente llamativo, pero resulta curioso de atravesar.
Al norte de la ciudad, se alza una colina sobre la que se construyó la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Santa Lucía, bastante similar al Sacré Coeur de París. Subir hasta allí requiere tomar un funicular especial o, si se tienen fuerzas y ganas, subir interminables tramos de escaleras. El templo, en su parte superior, es curioso, pero tampoco especialmente llamativo. Eso sí, las vistas que se tienen de Viana y de la costa atlántica desde lo alto de la colina son fantásticas.
· Otras ciudades del norte: Barcelos, Ponte de Lima…
El norte de Portugal está lleno de ciudades pintorescas y muy agradables de visitar, aunque -salvo las que hemos mencionado anteriormente-. Barcelos es la capital artesanal de la zona (y casi del país), y tiene como principal emblema el llamado gallo de Barcelos –el típico gallo de Portugal que seguro que hemos visto en casa de alguien- con su correspondiente leyenda histórica incorporada. Merece la pena también la visita a la Iglesia Matriz, con su interior de azulejos y, claro está, a su mercadillo de los jueves.
Los mercadillos de las ciudades fronterizas, que hace unos años eran muy populares; han perdido algo de su atractivo por la relación calidad-precio de sus productos, pero siguen siendo muy divertidos para verlos o para hacer alguna pequeña compra. El de Barcelos de los jueves es un buen ejemplo, pero a medida que se va llegando a la frontera son cada vez más frecuentes. En Valença do Minho, el mercadillo llega los viernes y en Monçao, los jueves. También es recomendable visitar (y comer) en el pequeño pueblo de Ponte de Lima, que tiene un mercadillo los lunes, con periodicidad quincenal.